Gofres, patatas, mejillones y cervezas. Eso es lo que has de probar si quieres ser el típico turista que vista Bruselas. Colesterol en estado puro.

Los gofres hay de muchos tipos, verás algunos en escaparates con aspecto de lo más tentador. Los hay de Lieja y de Bruselas, aunque yo no vi ningún sitio donde los diferenciasen, pero dicen que los segundos son más grandes (anden o no anden). Si te gustan los dulces, están deliciosos, por lo menos el que yo probé.                              

           

También son típicos los chocolates y verás muchas tiendas de tan goloso producto, incluso en tiendas de souvenirs.

Los mejillones es un plato típico de allí que te lo servirán en muchos menús con patatas.

Las patatas fritas las sirven en muchos puestos que hay por la calle y te las puedes comer para hacer un tentempié a media mañana o media tarde. Les ponen una salsita por encima que les da mucho sabor. Yo, que excepto mayonesa, no sabía que eran las salsas que me proponían, elegí la Andalusí (por probar una) y la recomiendo. Las otras ni idea, aunque supongo que malas no serán…   

                                            

La cerveza se chube a la cabecha. Bélgica es el primer productor de cerveza del mundo. La más típica que verás en todas partes es la Jupiler, que es una cerveza de lo más normalita. La otra que se ve mucho es Stella Artois, que sin ser nada especial, a mí me gustó bastante. Después hay cervecerías varias, entre las que destaca Delirium Tremens (con más de 2000 cervezas en su carta), donde puedes probar variedad de gustos, sabores y graduaciones.

Las hay de fermentación baja, con menos graduación, como Stella Artois, Pilsen, Maes, etc. También hay de fermentación alta, de más de 6,5 grados, como Chimay o Duvel entre muchas otras, y las de fermentación espontánea, que pueden tener cualquier graduación y destacan las Lambic.                        

 Hay restaurantes de todos los precios, desde caros hasta paraditas de bocadillos (los llaman sándwich y son grandes).

Comen y cenan más pronto que en España, pero están muy adaptados al turismo y puedes encontrar para cenar tarde.

Los menús, por lo menos cuando yo fui, no eran mucho más caros que en España, y está lleno de restaurantes por todo el centro, especialmente en la rue des Bouchers.

         

Respecto a las propinas, lo que se suele hacer es simplemente redondear hacia arriba en la cuenta si has quedado contento.

             


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